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Amor equivocado, a petición del público

Juntos equinoccio y los Realeros de San Juan

(En que ritmo joven Miguel)

En ritmo de sanjuanito

Rico Pablito... Sabrosito

(Realeros de san juan, 1987, ref. 1)

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Vení te cuento un poco de lo que soy, y de lo que he sido siempre: soy indio y carnaval, viví y vivo bajo un legado ancestral, soy  de por allá de los chilcos, del Asentamiento Indígena De Ipiales parcialidad TATAG, criado con chara, morocho y chicha, criado en medio de la chagra y el aljibe, crecí donde comprar pan de maíz a la señora de la canasta que solo pasa una vez al día es tradición, y eso sí, bien tempranito, donde tomar merienda es comer en la noche y tomar café es indispensable; tanto que tomas café con pan de maíz, pambazo o con unas buenas papas cocinadas, en la mañana, al medio día, a la tres y en la noche. Crecí escuchando puras canciones de ¨cantina¨ en el tocadiscos de ¨Roomplays¨ de la casa, Julio Jaramillo, Los Pamperos, Leo Dann, Alci Acosta, Noé Morales, Los Kjarkas, Los Ronish, Segundo Rosero, Leonardo Fabio, Camilo Sesto, Los Hnos. Visconti,  Roberto Carlos, y más que hasta ahora los escucho, también crecí alegrándome al escuchar  en la radio las bandas Ecuatorianas, lo bueno era que  agarraban las frecuencias del ecuador, recuerdo que en mi adolescencia tipo 14-17 años estaba en auge total el Reggaetón, pero siempre le fui fiel a la banda Santa Marianita Del Empedrado, y a la 24 De Mayo, y como no mencionar los duelos de bandas en los pueblos aunque siempre gana la 30 de octubre que es de Puerres.

Creé un lugar, en medio de dos repúblicas, en medio de la guerrilla de la Victoria y la tranquilidad del pueblo. Un espacio de recolección de música e imágenes mentales, fantaseaba en estar tocando en medio de las bandas, o al menos estar escuchándolas en vivo. Crecí viendo como se hacían las carrozas del carnaval desde la terraza de mi casa mientras se escuchaba pura música andina y de carnaval, como El Combo De Las Estrellas, La Sonora Dinamita, Matecaña Sureña, Sonora Matancera y muchas bandas que venían desde  Otavalo, Guayaquil, Ambato, Riobamba, Ibarra, de Cali y hasta de Bogotá; en medio de monigotes gigantes tallados y cubiertos de engrudo y papel de azúcar, quedaban bien duros y eso que estaba tallados en icopor, bueno… Siempre pensé que Ipiales si tenía nubes verdes como lo decía el poeta Ecuatoriano Juan María Montalvo (2),  pensando en que el Conejito Banidon de la canción de Los Conquistadores si se había ido con la mujer del coronel, pensando en que tener corazón de chancho implicaba a la media noche tener que comer. Y si hablamos de música ¿vos has escuchado a los Ajíces de Sandoná? Vení te canto un poquito de la canción ¨Desde Que Te Me Juistes¨ , pero sólo el coro: ¨Desde que te me juistes mis labios son dos borrachos tristes recordando las noches de tantos muchos que vos me distes… desde que te me juistes lloran tupido mis ojos tristes, porque ya no te veo n i allá en el mercado donde me quisistes...¨ (Los Ajices, 2017, ref. 2)

Es plan familiar ir a lavar el carro al río, llevarte un par de peroles y hacer un sancocho o una arniada, donde te pegas un chapuzón en el rio Guitara, ya sea en san Juan o en el Puente Nuevo, donde siempre que vas te recoges una piedra para tenerla de recuerdo. Donde una vez al mes te vas a Tulcán a comprar las galletas de animalitos y dices que estuviste en el extranjero, donde en Tulcán te pegas un buen encebollado en las Cuatro Ases o en el Castillo, y de paso te pegas la rodadita hasta el parque de los monos, que precisamente no tiene monos sino que tiene cuerdas y juegos para que te zarandees y te descalabres intentando trepar como todo un profesional, donde te pegas el plan hasta la Paz o hasta Tufiño y te sumerges en las aguas azúfrales, o más conocidas como aguas amarillas, y algunos le llaman agua de miado;  y cuando ya estás de regreso a Ipiales te pegas un buen chunchullo asado  de la calle con unas papas esmeriladas y un buen ají, eso sí, bien picoso.

Soy de donde se dice entelerido, bambaro, angarillo, desgualangado, pordiocero, chiroso, chisparoso, achichay, achichucas, pucas pucas, achilado, guagua, elay, aguaguado, quejambroso, y más de 3000 palabras autóctonas que se conservan gracias a la tradición oral de nuestros pueblos;  en mi caso Guagua Verraco;  donde se juega a la Chaza con la bola de letras y la tabla de pupos, que puede llegar a pesar sus 10 kg, donde también se juega chaza de mano y se juega frente al parque principal de Puerres, y si sos bien canchero terminas ganando el chico. Soy de donde el sábado es dia de mercado, y el domingo es el día de  misa. Donde sí te pones a comparar en Íles tiritas más que en Ipiales porque es mucho más frio que nada, y si bajas hasta la josefina no te aguantas el calor, donde tenemos diversidad de pisos térmicos en un solo departamento y puedes comer excentricidades, como chímbalos, guabas, pepino dulce, chilcas, manzanitas que crecen en el suelo, cañas de choclos, aco, mortiño, capulí, dulce de calabaza, dulce de uvillas, ullucos, zapallo, papas ratonas, camotes, papas cauchas, maíz capio, y las que no podré decir porque se me hace chulla la boca de las ganas. Donde tenemos respeto hacia la Pacha Mama (Madre tierra) como principal fuente de ayuda para el equilibrio natural, donde si estás en el campo vas a caminar por la chagra y recoges el maíz para la arniada de la merienda. Soy de donde a las cabinas telefónicas les dices SAYS y existe al menos unos tres por barrio, donde vas a las lajas y de paso paras a comer cuy al Charco en el restaurante Los Cristales, La Esquina, La Casa Verde, donde Doña Yoli, y hasta los que quedan en el tejar, donde el bus para ir a las lajas solo llega hasta Saguarán y de ahí en adelante tienes que caminar por devoción a la Señora De Las Lajas, y en el camino le compras una vela para prenderla en la casa de las velas frente al santuario. 

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Ahora vení te muestro un poco de carnaval:

(...)La primera vez que participamos nosotros pesamos en un ponqué, hicimos un ponqué bonito oiga, bien grandote eso sí y los muñecos como eran caretas no más hicimos los muñequitos... y en el planchón me acuerdo yo teniendo los muñecos, no sabíamos de estanterías ni nada, teniéndolos con palos mientras se caían y así todavía, cuando en el parque bolívar, por el departamental, ahí fue la concentración cuando va llegando la carroza del Chicaiza y así una figura inmensa... No yo quedé la boca abierta oiga, -la del payaso ha de ver sido - la del... no era una que hizo allá en el Lorenzo, en la escuela del Lorenzo, donde estaban ensayando la chaza -Miraflores - eso ahí, eso fue una locura... Y de ahí seguimos oiga, no... - cuantísimo tiempo que  ustedes llevan - y no nos echamos para atrás le cuento, sacamos... no sé si usted se acuerda Halloween que sacamos, puchica pero esa cosa era jumm... al planchón tocó listones y eran unas treinta personas para subirlos y suelde y suelde, que pesadísimos, todo el carro ocupaba, ese año el camión sin cabina, solo se le veía al chofer, bien bonita era oiga... Un castillo hicimos y nosotros pensamos que nos íbamos a llevar el premio, y llegó el jurado, no uno de aquí sino uno de Bogotá y nos calificó, y cuando fuimos a ver quedamos de 11 que porque que tenía que ver Halloween con el carnaval, que eso era de otro país y claro en ese tiempo tocaba todo regional, ¿no cierto? Hasta el quinto hemos llegado claro que hoy en día un quinto es buenísimo... Esto es para gente que le gusta, que lleva el proceso desde el comienzo, y la idea es seguir con esta tradición (...)            Relato del Maestro Felipe Erazo en la ciudad de Pasto, diciembre 2019

Carnaval somos todos, carnaval es desde la guagua de 5 años que sale a echar pinticas, hasta los abuelos  que salen así sea por los nietos, pero que salen. Carnaval es desde el 31 de diciembre, es buscar en el closet de tu mamá, de tus hermanas o primas algún follado para ponerte, embadurnarte de labial y ponerte pestañas postizas para salir a acompañar al año viejo como una viuda y pedir monedas para su sepelio, aunque  todos sabemos que esas monedas son para comprar las cajas de vino Campiña  y si alcanza para la media de  Aguardiente Nariño (las viudas en Ipiales inclusive en Pasto somos hombres que nos disfrazamos para acompañar al que va a morir a las 12 de la noche, ósea al año viejo). Carnaval es salir a ver el desfile desde el dos hasta el seis de Enero, pero eso sí, te toca ponerte le ropa más vieja que tengas, porque en el carnaval terminas hecho un pordiosero, y pintado desde la coronilla hasta el pupo. Carnaval es sentarte en el andén a ver el desfile mientras te comes unos cheetos Panchitos de mil, y un helado de paila, donde te compras un cosmético de quinientos para echar y una carioca de tres mil. Soy de donde antes de los carnavales te metes a los talleres del maestro Sarama, de Los Jaramillo, de los Hermanos Ruano, en el Taller Del Abuelo, del Arley Ortega, del  o del maestro Ribert Insuasty y si estás en Ipiales donde el maestro Miguel Mejia (cuyspi), donde los Hermanos Pilpud, donde el Camilo Arteaga, donde el Efraín Moreno, y te pones a pegar papel de azúcar con engrudo, y siempre prenden la tulpa para hacer unos canelazos que justamente no son de canela sino de maracuyá y si le pones puntas queda un hervido bien poderoso. Donde es cordialidad si te ofrecen un traguito, un hervido, un chapil, un vino de caja, y hasta unas Puntas (que por cierto, cuando te lo tomas sabe cómo a gasolina y te arde hasta el pupo). Donde en los carnavales y en todo el año escuchas las canciones del maestro Lisandro Meza y cantas el coro de Tapiz De Retazos que dice: ¨ Oh Nariño tapiz de retazos…Eres despensa del sur de mi país, aquí donde Colombia comienza, el galeras es el oso por ti Por ti, por ti, por ti por ti por ti¨... (Meza,1986, ref. 3 )

Carnaval es pensar en estos escenarios intangibles de experiencia que se consignan en una memoria colectiva, en mi memoria es estar y pensar en momentos y campos de acción donde todo esto es re escrito y/o re-interpretado en el tiempo como memorias históricas que se construyen y renuevan. No es una carroza, una murga, un disfraz, una comparsa, una banda, carnaval somos los que constituimos este legado, el juego, la experiencia,  el sentir como el entender sensorial se desprende del racional para simplemente entrar en un lugar inédito de gestos, carnaval somos los guaguas que brincamos pintados hasta el rabo, los que se nos enchina la piel al escuchar al Combo De Las Estrellas cantar Soy Nariñense,  es ese combo de amigos con los que sales cada año a jugar con el bulto de talco y la caja de Cariocas. Carnaval constituye una familia diversa y latente que se reúne cada año a reafirmar su presencia, y que todo esto es el resultado del devenir de las acciones. Carnaval.

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